los poetas del siglo XIX
LOS POETAS DEL SIGLO XIX
José Joaquín de Olmedo
Durante su vida, dedicó parte de su tiempo a la creación de novelas, cantos, obras, poemas, entre otros tipos de obras literarias. Entre sus más conocidas obras están: Canto a Bolívar; Al General Flores, vencedor en Miñarica; y Alfabeto para un niño. Diseñó la bandera y el escudo de Guayaquil, además de componer la letra para su posterior himno.
En 1808 se inspiró y compuso el prólogo a la tragedia El Duque de Viseo de Quintana y su silva titulada El Árbol, que terminó en 1809 y contiene dos partes, una filosófica y de gran sentido estético y otra menos cuidada con la que cierra el poema, pareciendo como si hubiera unido dos versos distintos.
En enero de 1811 aún estaba en México y leyó su poema Improntu.
A principios de 1817 viajó a Lima y escribió A un amigo, don Gaspar Rico....
En 1821 escribió su hermosa Canción al 9 de octubre considerada el primer himno que ha tenido el territorio ecuatoriano.
En 1823 editó en Lima su traducción del inglés del Ensayo sobre el hombre de Alexander Pope, en 45 páginas.
En 1825 compuso una Marcha, el poema La Libertad.
En 1837 escribió la Canción del 10 de agosto, que como ha demostrado el padre Espinosa Pólit, sirvió de antecedente al actual himno nacional.
En 1840 escribió En la muerte de mi hermana. En 1843 editó Ocios poéticos del General Flores y una oda en su obsequio en 52 págs.
De allí en adelante sus cantos comenzaron a republicarse con gran éxito. En 1848 salió en Valparaíso un volumen de Obras Poéticas, única colección revisada y corregida por Olmedo, meses antes de su muerte. La segunda edición data de 1853, París, 214 págs. Hay otras posteriores.
- La Batalla de Junín
- Canto a Bolívar
- Alfabeto para un niño
- Al General Flores, vencedor en Miñarica
- Al General Lamar
- Epitalamio
Dolores Veintimilla

OBRAS
Entre la prosa sobresalen “Fantasía” y “Recuerdos”. Son obras en las que dialoga con el pasado y en las que culpa al tiempo por haber dado una temprana muerte a sus ilusiones.
En el verso es donde mejor logra plasmar su dolor con “Aspiración”, “Desencanto”, “Anhelo”, “Sufrimiento”, “La noche y mi dolor”, “Quejas”, “A mis enemigos”, “A un Reloj” y “A mi madre”.
Cómo característica de su estilo se puede contar que prefirió el verso rimado y musical, y que casi no se valió de metáforas u otras imágenes literarias para plasmar su dolor en sus escritos.
JULIO ZALDUMBIDE

Nació en Quito el 5 de junio de 1.833. Quito, el 31 de julio de 1887
En 1852 publicó «La Estrella de la Tarde» -con la que se dio a conocer como poeta- a la que siguió una magnífica producción en la que se destacan títulos como «A la Soledad del Campo», «La Noche», «A mi Corazón», «A las Flores», «Laura», «Canto a la Música» y «El Amor en la Adolescencia»; la elegía «A mi Amigo el Señor Don Pedro Fermín Cevallos en la Muerte de su Hija Sofía Cevallos Fernández-Salvador» y las traducciones de «Lara» de Byron y «Los Sepulcros» de Pindemonte, con las que cerró su carrera poética en 1880.
- La mañana (Leve cinta de luz brilla en Oriente)
- El mediodía (En la amena floresta)
- La tarde (Con majestad sublime el sol se aleja)
- Un arroyuelo (Arroyuelo que deslizas)
- El bosquecillo (Bosquecillo frondoso)
- Los árboles (Del África abrasada en las arenas
Miguel Moreno Moreno
(Ordenadas alfabéticamente. En cursiva se indica el primer verso.)
Cantares de Elena (Crié una paloma hermosa)Canto a Honorato Vázquez (Qué de cantos se principian)
¡Chis! (En ti tan sólo pienso)
Cosas del tiempo (Apenados, sollozantes)
¡Es él!... (¿Quién es aquel que tétrico)
La garza del alisar (Tendi
do sobre una roca)
La niña y el escribanillo (Escribanillo, di, ¿qué)
La novia (Corazón enfermo)
Perdida (¿Qué he perdido? ¡Mi lengua se resiste)
¿Reposo? (¡Me asusto
de mí mismo!)
¡Si volvieras! (¡Viva, te amé tanto, tanto!)
César Borja Lavayen
PAISAJE DE LAS CORDILLERAS
¡Qué bello despertar! La luz triunfante
doquier hería a la rebelde sombra,
descubriendo calladas perspectivas
sobre la verde matizada alfombra.
doquier hería a la rebelde sombra,
descubriendo calladas perspectivas
sobre la verde matizada alfombra.
Y a su conjuro mágico surgía
de entre los pliegues de la niebla reta,
sobre el fondo del claro firmamento,
la cordillera altísima v remota.
sobre el fondo del claro firmamento,
la cordillera altísima v remota.
En cavo lomo inaccesible v negro,
muralla eterna a la planicie inmensa,
cada cumbre de nieve parecía
muralla eterna a la planicie inmensa,
cada cumbre de nieve parecía
frente mebriada que en el cielo pi
Surgió radiante el sol. Entre las crestas
del Ande secular encanecido,
Surgió radiante el sol. Entre las crestas
del Ande secular encanecido,
veíase el disco brillador en fondo
de nácares fulgentes encendido.
Del lecho de los páramos obscuros
la mole negra del titán se erguía
v radiaba del hielo de sus cumbres
los resplandores mágicos del día.
de nácares fulgentes encendido.
Del lecho de los páramos obscuros
la mole negra del titán se erguía
v radiaba del hielo de sus cumbres
los resplandores mágicos del día.
FL "BUCARO ROTO" DE SULLY PRUDHOMME
El vaso diáfano y rico,
donde muere esa verbena,
lo hirió en su límpida vena
el golpe de un abanico.
donde muere esa verbena,
lo hirió en su límpida vena
el golpe de un abanico.
La herida, que era impalpable,
por sí en el cristal mordiendo,
fue en lo profundo creciendo,
hasta volverse incurable.
por sí en el cristal mordiendo,
fue en lo profundo creciendo,
hasta volverse incurable.
Filtra el agua, gota a gota,
y a par que la flor perece,
la ánfora intacta parece...
no la toquéis, está rota!
Así una mano querida
y a par que la flor perece,
la ánfora intacta parece...
no la toquéis, está rota!
Así una mano querida
da en un corazón, de paso,
y éste lo mismo que el vaso,
lleva muy honda la herida.
y éste lo mismo que el vaso,
lleva muy honda la herida.
Y es ante el mundo un exvoto
de aquella mano traidora;
parece intacto, no llora,
no le toquéis, está roto!
de aquella mano traidora;
parece intacto, no llora,
no le toquéis, está roto!
PAN EN LA SIESTA
Surca el hondo remanso la píragua,
al pie del umbroso platanal esbelto,
cuyo follaje satinado y suelto
al pie del umbroso platanal esbelto,
cuyo follaje satinado y suelto
copia en su seno tembloroso el agua.
Arden las playas, al fulgor de fragua
del Sol estivo; y, en la luz envuelto,
relumbra, en chorros, el raudal disuelto
sobre un áspero lomo de cangagua.
Como dormidos en la siesta ardiente,
yacen los campos; y, en el haz de grana
del llano, explende el implacable estío.
Y cruza, y riega en el cristal luciente
del Esmeraldas, su sombra gama
el mirlo negro, trovador del río.
Arden las playas, al fulgor de fragua
del Sol estivo; y, en la luz envuelto,
relumbra, en chorros, el raudal disuelto
sobre un áspero lomo de cangagua.
Como dormidos en la siesta ardiente,
yacen los campos; y, en el haz de grana
del llano, explende el implacable estío.
Y cruza, y riega en el cristal luciente
del Esmeraldas, su sombra gama
el mirlo negro, trovador del río.
DE "FLORES TARDIAS"
¡Piedades! (¿hay humanas piedades en el mundo? )
¿quiénes seréis vosotras? ¡ni entonces lo sabré! ...
Mi sueño será eterno; mi sueño, muy profundo ...
¿En qué piedad reposaré?
¿quiénes seréis vosotras? ¡ni entonces lo sabré! ...
Mi sueño será eterno; mi sueño, muy profundo ...
¿En qué piedad reposaré?
Piedades ... ¡Oh piedades! -vendréis a mis despojos:
es fuerza que al cadáver lo lleven a enterrar;
ni os tocarán mis manos, ni os mirarán mis ojos:
me llevaréis a descansar.
es fuerza que al cadáver lo lleven a enterrar;
ni os tocarán mis manos, ni os mirarán mis ojos:
me llevaréis a descansar.
Mi pechó será mármol, mi sangre será nieve.
Y el plasma que fue vida de espíritu y razón
dulce panal de vermes, que en lo interior se mueve
y no lo siente el corazón.
Y el plasma que fue vida de espíritu y razón
dulce panal de vermes, que en lo interior se mueve
y no lo siente el corazón.
¡Oh, fúnebres piedades de póstumo consuelo!
cavad, cavad profunda la fosa, para mí;
cavadla en tierra dura, donde es más duro el suelo
como la vida que viví.
cavad, cavad profunda la fosa, para mí;
cavadla en tierra dura, donde es más duro el suelo
como la vida que viví.
Ponedme bien, al fondo; mi rostro hacia el abismo,
a que mis ojos palpen mi eterna oscuridad:
a que mis labios toquen en el silencio mismo
de la inmutable eternidad.
a que mis ojos palpen mi eterna oscuridad:
a que mis labios toquen en el silencio mismo
de la inmutable eternidad.
Echadme tierra y tierra, pisándola a cubrirme:
que llenen bien la fosa compacta y a nivel,
yo quiero con la tierra sedienta confundirme
que chupe el jugo de mi piel.
que llenen bien la fosa compacta y a nivel,
yo quiero con la tierra sedienta confundirme
que chupe el jugo de mi piel.
Ni lápida ni túmulo: quiero una piedra grande,
como la del sepulcro del Mártir de la Cruz:
un trozo de granito de los que rueda el Andc
al aire libre y a la luz.
como la del sepulcro del Mártir de la Cruz:
un trozo de granito de los que rueda el Andc
al aire libre y a la luz.
No quiero sombra de árbol ni de ciprés; -no quiero
que me vigile el cuervo, ni la serpiente vil,
ni el salmo de blasfemias del pájaro agorero,
ni la ironía del reptil.
que me vigile el cuervo, ni la serpiente vil,
ni el salmo de blasfemias del pájaro agorero,
ni la ironía del reptil.
Piedades de este mundo, dejad que las deidades
de la intemperie libre, la noche, el viento, el sol,
sobre mi tumba canten sus bíblicas piedades
con el canoro ruíseñor.
de la intemperie libre, la noche, el viento, el sol,
sobre mi tumba canten sus bíblicas piedades
con el canoro ruíseñor.
¡Piedades de este mundo!, debajo de la piedra
de cada fosa, hay germen eterno de piedad;
dejad al germen libre; que brote de él la hiedra,
con su sencilla caridad.
de cada fosa, hay germen eterno de piedad;
dejad al germen libre; que brote de él la hiedra,
con su sencilla caridad.
Dejad que broten plantas de espinas y de abrojos;
Punzantes son, mas tienen su primavera en flor,
ciñéronse a mis sienes, ciñéronse a mis ojos,
¡Ah! ya conozco ese dolor ...
Punzantes son, mas tienen su primavera en flor,
ciñéronse a mis sienes, ciñéronse a mis ojos,
¡Ah! ya conozco ese dolor ...
Dejad que broten libres la grama y la maleza:
son plantas de espontáneo, silvestre florecer;
bella piedad que teje la gran naturaleza
sobre el misterio del no ser.
son plantas de espontáneo, silvestre florecer;
bella piedad que teje la gran naturaleza
sobre el misterio del no ser.
Debajo de la loza lucha en la tierra el germen
profundo, rico en savias de aroma y de matiz:
libando los despojos que allá en el fondo duermen,
echa profunda su raíz.
profundo, rico en savias de aroma y de matiz:
libando los despojos que allá en el fondo duermen,
echa profunda su raíz.
Profunda nace; crece, surge a la luz y trepa
y en torno de la piedra revienta a floración,
sangre de carne en flores a engalanar la cepa,
sangre quizás del corazón.
y en torno de la piedra revienta a floración,
sangre de carne en flores a engalanar la cepa,
sangre quizás del corazón.
Y pasan intemperies: la noche, el sol, el viento;
rocíos, o tormentas de lluvia torrencial,
y reflorece el broches sobre el mortal asiento,
un nuevo amor primaveral.
rocíos, o tormentas de lluvia torrencial,
y reflorece el broches sobre el mortal asiento,
un nuevo amor primaveral.
Y pasa y pasa el tiempo que mata y que fecunda;
y en cada planta pone la primavera fiel,
para la abeja ardiente, la flor más pudibunda,
himen, aroma y dulce miel.
y en cada planta pone la primavera fiel,
para la abeja ardiente, la flor más pudibunda,
himen, aroma y dulce miel.
Y es tálamo la piedra, cubierta de verdura,
lecho de amor, fragante, para el fecundo amor:
música de alas tenues en cada flor murmura,
y hay un deleite en cada flor.
lecho de amor, fragante, para el fecundo amor:
música de alas tenues en cada flor murmura,
y hay un deleite en cada flor.
Llega la noche fresca, y es la verdura un nido
de amor, y el cuervo pasa: no hay carne a su avidez,-
la podre de la muerte se transformó en olvido,
y duerme en dulce placidez.
de amor, y el cuervo pasa: no hay carne a su avidez,-
la podre de la muerte se transformó en olvido,
y duerme en dulce placidez.
Nace en el Orto el día, -sube al Zenit, se inflama:
céfiros, aves, flores, liras de linfa y luz,
dardos de sol de Apolo vibran en oro y llama
sobre los brazos de la cruz.
céfiros, aves, flores, liras de linfa y luz,
dardos de sol de Apolo vibran en oro y llama
sobre los brazos de la cruz.
Sobre la cruz, -leyenda de muerte, de martirio-
ponedme ese epitafio, poema y facistol,
que en él me canten salmos, el picaflor y el lirio,
la noche, el céfiro y el sol.
ponedme ese epitafio, poema y facistol,
que en él me canten salmos, el picaflor y el lirio,
la noche, el céfiro y el sol.
¡Oh flores! ¡las queridas del alba y de la noche!
ceñíos al madero de brazos de oración;
modestas flores dulces, de perfumado broche,
poned en cruz mi corazón.
ceñíos al madero de brazos de oración;
modestas flores dulces, de perfumado broche,
poned en cruz mi corazón.
Mi corazón -abismo que os engendró tardías-
nacisteis de su sangre, del fondo de su horror,
nacisteis poco a poco, para piedades mías,
bajo la piedra del dolor.
nacisteis de su sangre, del fondo de su horror,
nacisteis poco a poco, para piedades mías,
bajo la piedra del dolor.
Flores de zarza, flores de espinos y de abrojos,
nacisteis desgarrando mi corazón mortal,
punzantes a mis sienes, punzantes a mis ojos,
brotes de herida sin igual.
nacisteis desgarrando mi corazón mortal,
punzantes a mis sienes, punzantes a mis ojos,
brotes de herida sin igual.
Mi vida os dio la vida: mi vida, fértil vaso
de amor y fe, colmado de lágrimas y hiel:
tardías dulcamaras, nacisteis de un regazo
de amargo acíbar y de miel.
de amor y fe, colmado de lágrimas y hiel:
tardías dulcamaras, nacisteis de un regazo
de amargo acíbar y de miel.
Sobrevividme ¡oh flores!: mi corazón enfermo
os dio su amor, su fibra, su sangre y su latir:
nacisteis cual la zarza de la aridez del yermo,
piedad de intenso revivir.
os dio su amor, su fibra, su sangre y su latir:
nacisteis cual la zarza de la aridez del yermo,
piedad de intenso revivir.
Creced sobre la piedra que cubra mi cadáver,
en bella, impenetrable, fecunda floración:
creced cual la amapola, que brota del papáver
opio de paz del corazón.
en bella, impenetrable, fecunda floración:
creced cual la amapola, que brota del papáver
opio de paz del corazón.
Tejed, para mi tumba, muelle tapiz florido,
sobre la hiedra lacia de verdinegro tul:
quizás entre vosotras vaya a tejer su nido,
para cantar la vida, para arrullar mi olvido,
el ave de mis versos, mi ruiseñor azul.
sobre la hiedra lacia de verdinegro tul:
quizás entre vosotras vaya a tejer su nido,
para cantar la vida, para arrullar mi olvido,
el ave de mis versos, mi ruiseñor azul.
Revisado : 8
ResponderEliminar